¿La disciplina y corrección enseñan algo?
Proverbios 3:11-15
“No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere. Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.”
“Ves a estudiar”, “Deja de jugar y has la tarea”, “No se come así”, “No se trata mal a las niñas”, “Baja la voz”, “Cuando los mayores hablan los niños hacen silencio”, “Haga caso y obedezca”, “No robe”, “No haga eso… Eso es de mala educación”, “Ya vengo, voy por la correa!”, “Usted come con nosotros en la mesa”, “Se acabó el tiempo de juego!”, “Cepíllate los dientes!”, “Le di una orden”, “Aquí de regreso a las 10pm”, “Me llama apenas llegue”, “Cuando llegue o entre a un lugar salude, incluso un ascensor”, “Aunque no tenga tiempo y alguien necesita ayuda, deténgase y ayúdelo”… ¿Esto lo hacían nuestros padres buscando algo malo en nosotros? Ciertamente “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” (Proverbios 13:24)
Por ello cuando en su momento fuimos niños recibimos muchas instrucciones y amonestaciones respecto a que era lo correcto y que no. El no seguir al pie de la letra estas instrucciones acarreaba buenos correctivos, prohibiciones, castigos o azotes, lo cual, si hacemos memoria no nos gustaban, pero produjeron siempre el resultado esperado. Gracias a que varios padres cumplen la labor de enseñar, guiar, orientar, disciplinar y corregir, a su manera, muchos hijos crecen con buenos hábitos, un buen carácter, adquieren un buen norte de ética, moral y respeto... hoy son agente de cambio en nuestra sociedad.
Sin embargo, esto no es los para nuestros hijos… Sino a todos lo que hemos creído que Jesucristo ha sido nuestro Salvador “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:9)… “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.“ (Juan 1:12-13) “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” (Gálatas 4:6-7)
Ahora… pensemos un momento en esto “¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:9-11)
Si pero, ¿Porque necesitamos disciplina y corrección del Señor?
1. Tranquilo… Dios sabe lo que hace: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8-9)
2. Detrás de todo hay siempre un propósito: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28)
3. Déjate orientar por el Señor: “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?” (Romanos 9:20)
El Señor va usar lo que considere necesario para disciplinarnos y corregirnos, como por ejemplo, la Palabra de Dios, la Biblia… ¿Con que finalidad? “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16-17)
Así que antes de renegar y pensar “¡¡¿Porque me pasa esto a mí?!!” preguntémonos si ciertamente estamos en las manos del Señor para ser disciplinados y corregidos.
“y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” (Hebreos 12:5-11)
Todo esto “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:13-15)
Entonces, ¿La disciplina y corrección enseñan algo?
Dios te bendiga y que tengas un excelente día en Cristo Jesús!
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